Nada que celebrar
¿Qué puedo decir de River que ya no haya escrito anteriormente? Es que el tiempo pasa y los problemas siguen siendo los mismos. ¿Cuántas veces marqué que el medio no para a nadie? ¿Y cuántas otras que la defensa es un flan? En River cambian los apellidos, pero los problemas siguen siendo los mismos.
Vamos por línea. El arco es un puntal de la defensa millonaria. Sigo pensando que tenemos al mejor arquero del país. Pero ayer el Pulpo salió tarde y lejos a cortar a un rival que venía siendo acosado por Paulo Díaz. Penal. Error grosero que nos costó el empate parcial en un partido que, hasta ahí, estábamos ganando de milagro.
La defensa tiene al mejor jugador del semestre, pero ni así logra firmeza. Los laterales son mucho mejor atacando que defendiendo. Y, sumado a que el doble cinco está al pedo (ya hablaremos de eso más adelante), los zagueros suelen recibir a los atacantes rivales en velocidad y con la pelota dominada. Imposible pararlos siempre. Sigo sin defender cómo puede ser que todos los integrantes del cuerpo técnico sean ex defensores (Lux era arquero, pero no deja de ser defensor) y no puedan parar una última línea decente.
El medio es un híbrido que ni ataca, ni defiende. No importa el nombre. Ni Aliendro, ni Fonseca, ni Kranevitter, ni Villagra imponen condiciones. Esto le complica el trabajo a los de abajo y, además, dificulta la creación de juego. En un medio de tres, si dos tienen más funciones destructivas que constructivas, y el tercero es más un media punta que un enganche, es lógico que la creación de juego no fluya.
Y, por último, los delanteros están más enfocados en hacer la jugada de su vida que en ser solidarios con el equipo. Borja suele meterla. Está teniendo un año importante. Pero también prueba de todos lados. Y, a veces, hay un compañero que está mejor ubicado. Solari hoy es puro bochinche. Puede hacer algo maradoniano, o puede que se le enrosque la pelota entre los pies y la pierda. Y Colidio no es wing izquierdo. Baja mucho su rendimiento cuando lo hacen jugar tirado a ese lado. Y, encima, quiere lucirse todo el tiempo. No todas las jugadas piden pegarle con tres dedos, de chanfle, o filtrándola entre quinientas piernas del rival. A veces con un toque simple al que está cerca basta.
Por todo esto digo que la goleada se dio más por la pobreza del rival, que por los aciertos propios. Lo peor que podríamos hacer es creer que se jugó bien y festejar el triunfo. Por ahora, no hay nada que festejar.
Gracias por todo micho.
ResponderEliminarChau