Por inercia

Ayer River hizo de local, frente a Instituto, en cancha de Independiente. Quién escribe estás líneas desconoce qué tan buen negocio fue el recital de Roger Waters, pero si vio lo mismo que todos. Y esto es que el equipo jugó tan mal como cada vez que sale del Monumental (a excepción del partido con Boca), no pudo ganar y perdió el primer puesto del grupo.
Alguno podrá decir que hace rato que el equipo no juega bien (lleva tres al hilo sin ganar) y que era un milagro que haya llegado puntero a la última fecha. Y seguramente tendrá razón. El fútbol argentino es tan mediocre (por favor estimado lector, no se coma el verso ese de que somos el fútbol de los campeones del mundo porque, salvó Armani, ninguno juega acá) que le permite a un equipo timorato y sin ideas como River sacar diferencias con un par de destellos de alguna de sus individualidades.
Pero volvamos al partido de ayer. River intentó en el primer tiempo, aunque siempre chocó con la muy bien parada defensa cordobesa. Por eso vimos un primer tiempo en el que el Millo tuvo una posesión altísima, pero que no le sirvió para nada porque casi todas las jugadas terminaban en un centro intrascendente. A pesar de eso, se pudo romper el cero con una de Rondón y otra de De la Cruz, pero a ambos se les fue ancha por centímetros.
Me gustaría escuchar alguna charla técnica del entretiempo, porque hace mucho que noto que el equipo sale a jugar el segundo período con menos ganas e ímpetu que el anterior. Y si a un equipo que juega poco le sacás las ganas y el ímpetu, queda casi nada. River fue una sombra de sí mismo durante todo este período. Tanto, que Instituto, que no había hecho nada durante el primer tiempo, se dió cuenta de que con poco podía llegar a ganarlo. Y entonces, sin descuidar la defensa, salió un poco y nos complicó. Créanme que, si no fuera por Armani (otra vez y van...) River se iba del Libertadores de América con las manos vacías.
Para colmo, los cambios en vez de potenciar al equipo, lo tiraron abajo. Hay tipos como Colidio que todavía no se enteraron lo que significa ponerse el manto. Por lo menos ayer, fueron cambios que no cambiaron nada; y refuerzos que no reforzaron.
Lo único positivo del partido (además de las atajadas del único campeón del mundo que juega en nuestro fútbol) fue el buen primer tiempo que hizo Kranevitter. Y, teniendo en cuenta que hace rato que vengo marcando que el medio no para a nadie, esa es una buena noticia.
Se terminó la ronda de grupos. River y Racing (hasta ahora el próximo rival) son los únicos grandes que clasificaron a los play offs. Pero el club es demasiado grande como para alegrarse por eso. Quedan tres partidos hasta el título. Parece poco cuando uno analiza los nombres del plantel, pero una eternidad cuando ve a esos nombres jugar en la cancha.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Horroroso

Mucho de lo viejo para ser nuevo

Va queriendo