Jerarquía individual

Jugó mal River. De hecho, jugó tan mal que ya iba perdiendo a los tres minutos y lo hizo durante casi todo el encuentro. Y entonces, ¿por qué ganó? La respuesta es muy simple. River se llevó los tres puntos porque tiene jugadores que te definen un partido en un par de jugadas.
Había empezado el partido haciendo bien las cosas. El circuito de juego era correcto y se pudo llegar al arco contrario en un par de ocasiones. Pero a los tres minutos, se perdió una bocha tonta en mitad de cancha que los dejó a todos mal parados y el Lobo con tres o cuatro toques llegó al gol. Fue un baldazo de agua fría que despertó a todos los fantasmas que suelen aparecer cuando jugamos de visitante. Y el medio otra vez comenzó a ser zona de nadie. Y los defensores tuvieron que salir a destiempo. Y casi todo el partido tuvimos la sensación de que estaba más cerca el segundo de Gimnasia, que el primero de River. Y de no ser porque en el arco del Millo ataja un tal Franco Armani, probablemente hubiera sido así. Porque situaciones a favor de los platenses hubo bastantes. Y la defensa, entre los laterales que subían y se dejaban ganar la espalda, y los zagueros que pegaban más de lo aconsejable y no estaban sólidos en la marca, nunca fue una garantía.
Y también se veían problemas en el ataque. Con Nacho y Aliendro participando poco del circuito creativo, y Barco ensimándose con Manu Lanzini, se terminó jugando a los centros de los laterales para ver qué podía pescar Borja. Pero el colombiano no estaba en una buena noche, y los centros no siempre eran buenos (peor los de Simón que los de Enzo Díaz). Y así se fue el primer tiempo y gran parte del segundo.
Pero cuando parecía que el equipo ya no daría pie con bola, vinieron los cambios. Y con ellos el toque de frescura y jerarquía individual que se necesitaba. Entraron Colidio, Solari y Rondón. Salieron Nacho, Aliendro y Borja. Y de un plumazo pasamos de atacar con uno y medio a hacerlo con tres. Y a los 76, Colidio recibió una pelota luego de un rebote y pateó al arco. Lo que hubiera sido un remate fácil para el arquero del Lobo, se desvió luego de pegarle a Paulo Díaz, y se metió en el arco. Sin merecerlo, y con mucha suerte, nos encontramos con el empate. Y, como todos saben, a equipos como River hay que liquidarlos cuando están mal. Porque si se recuperan, te matan a vos. Y eso fue exactamente lo que pasó. Cuatro minutos después Salomón Rondón le pegó cruzado y la clavó en el ángulo. Fue un golazo de otro partido. Al toque, Demichelis mandó a la cancha a Funes Morí en lugar de Barco y armó una línea de cinco. Lo que quedó de partido fue para Gimnasia que se desesperó (y enojó) y atacó con más ímpetu que ideas. Se ganó y punto. Es de esperar que comencemos a jugar mejor fuera del Monumental, porque solo nos queda un partido en casa.

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