Que la goleada no tape el bosque

Al fin se le dió a River y pudo ganar, golear y ¿gustar? Porque ahora nos quedaremos con la goleada y está semana será a pura sonrisa, pero la realidad es que mientras ambos estuvieron con once, el Guapo logró complicarnos. Tanto que empezó ganando aprovechando nuevamente una pelota parada. A propósito, señor jugador del fútbol argentino, si su sueño es marcarle un gol a River Plate, aproveche la promo que le tenemos armada. Métase en el área en un tiro libre y trate de impactar el balón hacia el arco. Nosotros le garantizamos que ningún defensor intentará siquiera estorbarlo y que el arquero no saldrá a cortar el centro. Ironías aparte, venimos sufriendo seguido este tipo de jugadas. Tanto que es el cuarto partido consecutivo que empezamos perdiendo.
River no perdió el ánimo y salió enseguida a buscar el empate, aunque con más ímpetu que fútbol. Tanto es así que casi lo logra de atropeyo en una jugada que debió ser revisada minuciosamente por el VAR para determinar que la pelota no había entrado en su totalidad. Y lo terminó consiguiendo un instante después gracias a un jugador de Barracas que le pegó un nucazo y, en vez de despejar, hizo un autogol. Y así se fue el primer tiempo, dejando a la hinchada preocupada por el bajo rendimiento del equipo.
Pero al ratito de empezado el segundo, De la Cruz (el refuerzo más importante para este torneo) la recibió solo en la puerta del área y la puso dónde quiso. Golazo y tranquilidad. Aunque no por mucho tiempo. Porque a falta de rivales que nos compliquen, River se complica solo. Y vino un centro desde la derecha que Armani no salió a cortar, y ninguno de los defensores atinó a despejar, y le quedó a un rival para que defina. No fue gol porque el Pulpo enmendó su error anterior con una atajada digna de un campeón del mundo. Y al rato Insúa trepó por la izquierda y sacó un tiro cruzado que se fue ancho por centímetros. El partido estaba parejo y nadie podía imaginarse que terminaría en goleada cómoda.
Pero un minuto después, el hijo del DT de San Lorenzo, que la estaba rompiendo, fue a disputar una pelota al piso, pero dejó un pie levantado que impactó de lleno en la pierna de Santiago Simón. Plancha y roja directa. Está jugada fue la que destrabó el partido porque a partir de ahí la visita bajó los brazos. Y una cosa trajo la otra. Demichelis había hecho dos cambios hacía un rato que le permitieron al equipo dos cosas: tener más peso ofensivo, ya que puso dos wines (¿se escribe así?) y deshizo esa línea de cinco volantes nefasta que a él tanto le gusta. Y pasar a tener el control de la pelota, lo que hizo que no hubieran más faltas tontas en contra.
El partido cambió rotundamente y River supo aprovechar muy bien el jugador de más. Solari, como contra Inter de Porto Alegre, pudo hacer dos goles (el tercero y el quinto) entrando desde el banco. Y Salomón Rondón también dijo presente en el marcador en la primera oportunidad que tuvo. La gente se volvió feliz a su casa, pero que la goleada no nos tape el bosque. El funcionamiento del equipo todavía está muy lejos de ser el ideal.
Se viene Vélez. Un rival que está peleando abajo y hará todo lo posible para quedarse en primera. Vaya a saber uno si River será la máquina goleadora, o ese equipo lleno de dudas que no sabe defender las pelotas paradas.

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