Renovemos la ilusión

Por fin se terminó este año nefasto. Y, como no podía ser de otra manera, se terminó con una derrota. Racing nos ganó 1-0 con un gol del todoterreno Salas, que volvió loca a una defensa que volvió a jugar mal.
Listo. Ya está. A mitad de año les avisé que se venía un semestre para sufrir y que cada partido sería un manotazo de ahogado. Lamentablemente no me equivoqué. La culpa fue compartida entre una dirigencia que no echó a Demichelis antes de la Copa América, un Martín Demichelis que no tuvo el gesto de grandeza de irse cuando vio que no podía enderezar el barco, un Marcelo Gallardo que no terminó de encontrarle la vuelta a este grupo de jugadores, y un plantel que no estuvo a la altura de lo que significa ponerse el manto (salvo distinguidísimas excepciones). Demasiados errores como para pretender lograr algún objetivo.
Llegó la hora de planear y pensar el 2025. Un año que, además de los torneos locales en los que estamos obligados a ser protagonistas, además de la siempre atractiva Copa Libertadores, tendrá la primera edición del Mundial de Clubes. Torneo que, por peso propio e historia, River deberá jugar casi siempre. Pero bueno, vamos de a poco. El Millo deberá formar un plantel que le permita competir y no pasar papelones. El "que se vayan todos" que piden algunos es imposible. Entonces deberemos conformarnos con que se vayan los peores, aquellos a los que no le dió el piné, y lleguen tres o cuatro refuerzos de jerarquía. Quedó demostrado que a veces traer refuerzos no garantiza mejorar el plantel. Gattoni tapó a Zavala y Bareiro eclipsó a Ruberto, y ninguno de los dos demostró más que los pibes. Si se va a gastar plata, que sea para traer consagrados. Si no, que suban jugadores de la reserva. Y si se traen consagrados, que no sean vegestorios quemando sus últimos cartuchos. 
Ojalá la dirigencia se mueva rápido y no piense más en hacer negocios que en armar un buen plantel. Ojalá el Muñe afile la puntería y traiga jugadores que quieran y puedan ponerse el manto. Ojalá el plantel tenga vergüenza deportiva como para trabajar lo suficiente para no repetir un año como este.
Que no decaiga el ánimo, amigos riverplatenses. Lo bueno es que por malo que sea el 2025, va a ser muy difícil que sea peor que este año. Así que levantemos nuestras copas y brindemos por lo que viene. Permitámonos soñar en grande. Felices fiestas. Gracias por haberme leído un año más.

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