Triunfo y récord del Millonario
River le ganó tres a uno a Arsenal en un partido que pintaba para fiesta y casi es un velorio. Porque el Millo es como esos boxeadores que tienen una pegada demoledora, pero no resisten un golpe del contrario y caen a la.lona ante el menor roce.
El partido empezó bien, muy bien, para los de Demichelis. Todavía no se habían acomodado y Borja hizo una ¿genialidad? luego de un pase - centro de Simón para anotar el primero. Y todo mejoró cuando un rato después De la Cruz le pegó de lejos y anotó el segundo luego de una gran jugada colectiva.
Tan bien jugaron el primer tiempo que Arsenal no mostró ninguna respuesta, ni anímica, ni futbilística. Todo daba a suponer que el campeón del fútbol argentino era demasiado para un equipo que se está despidiendo de a poco de la.primera división.
Pero en el.segundo tiempo todo cambió. Los de Sarandí salieron al terreno sabiendo que o atacaban, o se comían.una paliza. Y el River demoledor mutó a ese equipo inseguro y que le cuesta salir de su área cuando lo atacan. El flanco derecho de la defensa empezó a hacer agua y por ahí vinieron los ataques del Arse para conseguir el descuento primero, y complicarnos la vida después.
Demichelis está vez hizo los cambios que debía hacer. Adentro Herrera por un Simón que volvió a demostrar que no siente el puesto de lateral (no es su culpa que lo pongan ahí). Y también Kranevitter por Lanzini para ayudar a Enzo en la contención.
De ahí en más el equipo emparejó un poco las acciones y se hizo un partido más de iday vuelta. Aunque todavía daba la semsación de que el visitante podía empatarlo más que River agrandar la.ventaja.
Pero en una de esas escapadas de River, Breintenbruch estiró tanto la pierna como el brazo dentro del área para tapar un centro y el árbitro, a instancias del VAR, cobró penal. El Colibrí le pegó con el alma y marcó el tercero de la Banda.
Verse en dos goles de desventaja fue demasiado para un Arsenal que se desmoronó anímicamente.
El Millo ganó su décimo séptimo partido seguido en el Monumental, marcando un récord histórico que deja a Demichelis y los suyos en las vitrinas para siempre (o por lo menos hasta que alguien pueda superarlos).
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