Por inercia
Ayer River hizo de local, frente a Instituto, en cancha de Independiente. Quién escribe estás líneas desconoce qué tan buen negocio fue el recital de Roger Waters, pero si vio lo mismo que todos. Y esto es que el equipo jugó tan mal como cada vez que sale del Monumental (a excepción del partido con Boca), no pudo ganar y perdió el primer puesto del grupo. Alguno podrá decir que hace rato que el equipo no juega bien (lleva tres al hilo sin ganar) y que era un milagro que haya llegado puntero a la última fecha. Y seguramente tendrá razón. El fútbol argentino es tan mediocre (por favor estimado lector, no se coma el verso ese de que somos el fútbol de los campeones del mundo porque, salvó Armani, ninguno juega acá) que le permite a un equipo timorato y sin ideas como River sacar diferencias con un par de destellos de alguna de sus individualidades. Pero volvamos al partido de ayer. River intentó en el primer tiempo, aunque siempre chocó con la muy bien parada defensa cordobesa. Por eso vi...